lunes, junio 04, 2007

Exterrextxex Rouge, en el “país” Vasco.

Aún en el aeropuerto de Barajas, se me ocurre ir a la bodega de los hermanos Gorka e Iñaki Bengoechea Iñarritu Menditegui. Desgraciadamente, acababa de ingerir mis cápsulas para viajar, ayudadas con tres generosas dosis de un escocés de gran categoría, por lo que sentí un absurdo entusiasmo que me animó a aceptar el deseo.
Ya en el avión, y mientras pedía mi cuarta copa de Torrontés helado, empecé a lamentar el encargo. ¿Desde cuándo hay vinos que ameriten mi visita en el país vasco? ¿es un país el país vasco? ¿Galicia es también un país? En fin, cerré el trayecto con una buena jarra de beaujolais noveau, y lamenté no estar en Francia, un país en serio, con copa del mundo y todo.
En el aeropuerto de Bilbao, me recibió un sujeto que balbuceaba el idioma español, intentando afectarlo de ese dialecto llamado Euskera. Bueno, bueno, le dije, ustedes se tienen que relajar, en definitiva, y cómo dijo Borges: …”yo no sé de que están tan orgullosos los vascos, si en definitiva siempre han sido un pueblo de ordeñadores de vacas…” El hombre carraspeó y apagó la radio.
Gracias a dios, el cartel de bienvenida a la finca se hizo presente.
En la puerta, dos tipos de aspecto rudo, me esperaban con una especie de sonrisa cavernícola.
Me convidaron una copita de Exterrin Buxok, otra de Benzerret Uxrretr, y para cerrar la primera ronda, una copa un poco más grande, de Zerrecher Marretxear. Y la verdad, todo muy flojito, entonces, para ir calentando, les digo: Ustedes mucho ETA, mucha piedra, pero no pasa nada, todos los meses, tiki-tiki, se ponen con el Rey Juan Carlos…me miraron con cierta perturbación, incluso, observé que a Gorka, le latió el párpado. Pero justo, llegó la barrica móvil, para la segunda vuelta: Herriak Putrex, dos copitas, Kutrrik Merratadar, tres copitas, y la cosa va mejorando. Cuándo no hay calidad, hay que meter cantidad, es una ley. Y entonces, se me calentó la nuca, y vi que ya eran seis los oriundos del “país vasco” y les digo: Saben una cosa, el dialecto ese que hablan, da la sensación de estar escuchando a un sordo mudo, con la boca llena de piedras. Y ahí si, lenta pero contundente, fue la reacción de estos muchachos. Me tiraron piedras, me pagaron lonjazos con cueretas mojadas y me patearon con sus botines de trabajo, con punteras de acero.
Pasamos a la barrica de blancos: tres copitas de Turrxertxur, dos de Varrecheaxert, y tres más de Turrxertxur, por las dudas. Y entonces, aprovechando la llegada de los operarios que traían el licor Patxarán, les digo: ese equipo que armaron, solo de vascos, una pena, siempre mitad de tabla, además, déjense de joder ¿Qué hay en el país vasco? Ni el Gernika tienen. La zurra ahora fue total: me metieron en un barril y me machacaron con zapas largas, lo llenaron de alcohol, y me clavaron astillas en las uñas. Entonces, comencé la retirada, pero con el último aliento, les solté: ahora se hacen los machos, pero bien que con Franco andaban todos derechitos, manga de cagones! Para que! Me corrieron siete kilómetros, pero pude subir a un tren de carga. Tomé mi cuaderno de notas, y apunté: El Herriak Putrex Rouge, es un vino suave, afeminado y aflautado, sin embargo, bien combinado, produce una calma propicia para la jácara.

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