lunes, junio 04, 2007

Merlot Zidane

La última gota de la petaca, estalló en mi caverna sedienta. Recuerdos, y anestesia local, antes de escuchar la voz de un gorila sub-normal de la embajada, que me grita con voz bovina: Next!
El asunto de la visa comenzaba a generar una cierta inquietud. Pero el viajees así, y los hermanos Calhahn Mac Allister, me aguardaban en California.

Con la cena, degusto dos Martinis bien secos, una botella de Cabernet francés, y tres tequilitas, porque creo que volamos sobre México.

Al bajar, siento la sangre bullir a gran velocidad, y los brazos paralizados, es por eso, que no puedo evitar preguntarle a un custom fronterizo: Mister, mucho traje, mucho handy, mucha security, pero en Viet-Nam les dieron para que tengan, ¡eh!
El forzudo me miró serio, y contestó que no hablaba español. Entonces, le hice el inequívoco gesto de introducir mi dedo índice, erecto, en un pequeño circulo, confeccionado con el pulgar y el índice de la otra mano varias veces, y a gran velocidad: Digo, que in Viet-Nam, Ho Chi Min, fuck marines...Capishe?
Balbuceó unas palabras en su walkie talkie, y en pocos segundos, tenía a mi alrededor, un par de granjeros de cuello enrojecido, con trajes de policías. No está mal para comenzar, pensé. Me llevaron a un cuarto y me sometieron a un penoso interrogatorio, pero sin contacto físico.

Entonces, para despejar dudas, les suelto: ¿Y Cuba? Una isla diminuta, a 50 kilómetros! Dejense de joder! Gobernada por un anciano! Y nada, no pueden hacer nada! Dios mío, que ineptitud!
Ahora si, llegó el policía malo, y me dio con todo: manopla, bate de béisbol en las rodillas, cachiporra y un toque de gas paralaizer. Agradecido, partí en remise, a la finca de los hermanos Calhahn Mac Allister, en la soleada California.
Nivelo con un ron que compré en el free shop, y una cerveza no muy fría, por el temita de la sed. Y en eso lo veo al chofer: mezcla de Joaquín Galán, con el cantante rubio de Abba, con un toque de algún simio del planeta de los simios, y para romper el hielo le pregunto: Maestro, ustedes son como 260 millones, ¿no? ¿Como puede ser que no junten 11? ¡11!! Claro, tienen la misma limitación física que los españoles y los chilenos, me había olvidado...metió un cambio incorrecto, y el auto acusó recibo.

Dos tipos entrados en carnes, arrebatados por el sol, me esperaban en la entrada. Los hermanos Calahan Mac Allister, en bermudas y musculosas, me saludaron afectuosamente, cosa que me preocupó.

Caminamos unos metros, y me presentan las primeras barricas: Arranco con un cabernet avignon, dos copitas de Puchet Robled nuar, y dos de Pinot chucrut, y entonces si, y para precalentar, les pregunto con voz finita: ¿Y Bin Laden? Tienen el ejército más poderoso del mundo, y no pueden agarrar a un par de tipos con túnica y barba? En un desierto con unas cuevas!! Raro, ¿no?

Los hermanos se miraron, uno tosió un poco y llamó al operario de la barrica móvil. Probé un Merlot zidan, un Rififi Putot, y pedí repetir tres veces el Merlot Zidan, el que parece ha descendido el nivel de ventas. Entonces, los miro a los tres a los ojos al mismo tiempo, y les pregunto: Ustedes, si mañana se hace una película que habla sobre las virtudes de tomar rosado brasileño, van y lo toman, es más, lo compran…ay, ay, ay…Diganmé: ¿Cómo hicieron para tener la máxima población de Obesos del universo! No del mundo! Oíme: no debe haber un planeta en todo el cosmos, con la cantidad de gordos que tienen ustedes! Y piden visa!! Visa!!! ¿Que tienen de bueno? ¿Miami? Haceme el favor! Es un pantano! Hablan un dialecto del inglés que no se entiende nada! La cerveza local, parece agua. Y el café!! El café!! Y no hablemos de los tifones y huracanes!!

Ahora si, me cabecearon, me machacaron con los puños, y me hicieron un torniquete en el cogote, me patearon, me pincharon con unas ganchetas afiladas y me dieron con el zurriago hasta abrirme bien las carnes. Me pusieron sal, y me hablaron en ese idioma gangoso que utilizan.

Se acercaban 6 operarios con una nueva ronda de Mutué sinsemiy, un blanco helado. Probé dos copas, agregué una de Minué Polet y repetí seis más del Rififi putot, básicamente por el tema de la sed. Recuperado, y contabilizando 9 gringos sonrosados a mi alcance, no pude evitar preguntar: Che, ¿qué pasó con las torres gemelas? Las fui a visitar en mi último viaje a NYC, y había un pozo. ¿Las trasladaron a algún otro lugar?

Me metieron en la zupia, me ataron con alambre de púa-que les llevé de regalo junto con un dulce de leche y una picanita-y cada uno, con sus herramientas de labranza, me castigaron durante 12 intensos minutos. Pellizcos, tajos, raspones, moretones multicolores, boca desflecada y chocolate.
Agradecido y satisfecho, me escoltaron hasta el auto.

Tomé mi cuaderno de notas, y escribí: El Merlot zidan, es un vino para machos, aguantador, larguero y bueno para zanganear, por lo tanto, no apto para el pueblo norteamericano. Por eso no se vende mucho acá. Jijiji.

No hay comentarios.: